miércoles, noviembre 07, 2007

EL CABLE AÉREO (3)



LA TARJETA ES INTELIGENTE, LA AMINISTRACION NO TANTO…
¿Por qué han hecho tanta alharaca con la tarjeta inteligente? Porque hay mucho dinero en juego y ese dinero lo quiere manejar la alcaldía y cobrarse por ello un porcentaje entre el 4 y el 7 %. ¿Es una demostración de democracia participativa o hay intereses creados en esa determinación? En una democracia el que decide es el pueblo. Aquí es lo contrario. Es la imposición del plan del Alcalde, que olvido que no esta manejando una empresa familiar, ni negocios particulares y que maneja, vigilado por los ciudadanos, la ciudad y sus presupuestos.

El Alcalde realizó unos pobres intentos de socialización de resultados (?) del Plan de Movilidad e implementación del Cable Vía. Pobres por la insatisfacción generada en algunas comunas con estos falsos ejercicios de libertad, y paupérrimos porque sin terminar el Plan de Movilidad, no puede ofrecerle a la ciudadanía un paquete de proyectos viables desde los puntos de vista técnico, económico y ambiental.

El Alcalde ha hecho un ejercicio pedante. Inspirado en la cercanía de la fiesta nacional, ha consumado pavorosas arremetidas de oratoria para decir que le llegó la hora a la horda transportadora, y que él, desde las esplendorosas alturas del Cable Vía de Luís Roberto Rivas Montoya, está listo para guiarnos con su versión de la modernidad y el progreso por la ciudad que fantasea.

En este escenario el desacuerdo será perseguido por sus cortesanos. Se creará la detestable dualidad entre los “buenos”, amigos del Cable Vía y del progreso de Manizales (entre ellos muchos “notables” que jamás harán uso de un servicio que pretenden imponerle a las clases populares), y los “malos”, la legión creciente de los que no se tragan entero el embuchado estrella de la actual Administración.

Del lado de los malos ubicarán convenientemente ciudadanos en desacuerdo, transportadores, técnicos, abogados y gerentes fastidiosos, con el fin de crearle a la ciudadanía un enemigo imaginario.

Son varios los aspectos que conocidos y analizados con juicio, le permitirán al más lego de los manizaleños (con influyentes excepciones en el gremio de los “asesores expertos”) preguntarse: ¿Qué se está cocinando en la ciudad para la próxima década?

Manizales no cuenta con un Plan de Movilidad. Este tipo de estudios comprende siete etapas de las cuales apenas se han desarrollado tres: Diagnóstico y Formulación de objetivos (Fase 0), Generación de un modelo matemático (Fase 1). Las restantes etapas no han sido ejecutadas: Formulación. Evaluación. Implementación. Seguimiento de proyectos.

Las etapas de formulación y evaluación de proyectos son críticas, pues en ellas deben intervenir profesionales capacitados en transporte, para proponer soluciones técnicas viables, de alto impacto y bajo costo para los problemas diagnosticados. En este escenario es indeseable la presencia de cualquier lego, incluyendo: los “asesores expertos”, los vendedores de tecnología, los nostálgicos del oscurantismo greco-caldense y los visionarios trasnochados que harían bien en pasar a uso de buen retiro.

En esas etapas, el proyecto Cable Vía tendría que demostrar su superioridad con respecto a otras alternativas de inversión (infraestructura vial, control, regulación de la oferta de transporte o combinaciones de las mismas). Este no pasa en Manizales. Veamos la siguiente secuencia de eventos:

El Alcalde anuncia en campaña que construirá el Cable Vía. Y campaña es campaña, incluso en la desabrida y predecible política manizaleña. El tema no fue objeto de un mínimo debate.
Posesionado, el Alcalde reconoce que no tiene suficientes elementos de juicio y decide contratar con el Metro de Medellín el estudio de varias líneas de Cable potencialmente viables. ¿Alguien responderá por la plata que ya habían “botado” en Infimanizales con otros estudios?
El Metro de Medellín, que no es el mejor modelo de inversión inteligente de los dineros públicos, se integra al proceso como “los que más saben del tema”(sic) y produce un documento impreciso, con consideraciones en escala de perfil y con elementos que ponen en duda la utilidad del Cable, al afirmar por ejemplo, que el sector de Bosques del Norte se encuentra bien servido por una línea de buses. ¿Por qué no se modifican todas las líneas de buses de la ciudad para igualar ese estándar?
Con el documento del Metro de Medellín, se hizo un primer intento en el Concejo y fracasó. Debían realizar estudios adicionales. ¿No decían que estaba sobre diagnosticado?
La Administración adopta la línea Centro–La Fuente–Cámbulos como proyecto definitivo. Hicieron intensa campaña para hacerlo parecer técnicamente viable (análisis de demanda potencial máxima, Universidad Nacional), convenientemente incluido en el Informe Final de la fase 1 del Plan de Movilidad para confundir a los lectores del mismo.
Presentan al Concejo y a la opinión el supuesto respaldo de la Universidad Nacional, entidad que manifiesta NO haber determinado la viabilidad técnica, económica y ambiental del cable.
Villamaría entra al debate, porque la hipotética viabilidad económica del Cable Vía depende de que los usuarios de esta población se sometan a un régimen vejatorio de transbordos con el fin de alimentar al elefante blanco.
La Administración comienza los contactos para continuar los estudios del Plan de Movilidad con la Universidad Nacional. ¿Con qué objeto se invertirán estos recursos si el destino de los dineros públicos de los próximos diez años ya fue definido?

El Cable “se hace porque se hace”(sic). Nos quedaremos sin saber si las soluciones de los expertos podían ofrecernos más beneficios, por una fracción de los costos comprometidos.

Seguiremos analizando las cifras crudas del impacto real del Cable Vía sobre el transporte de la ciudad de Manizales.

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