REPENSANDO EL COTIDIANO
LA CORRUPCION SOFISTICADA QUE PADECEMOS
FlavioRestrepo Gómez
Twitter: @Flaviorestrepo
@FRestrepoG
Periodismo es publicar lo
que alguien no quiere que publiques.
Todo lo demás es relaciones públicas.
(George Orwell)
Como bien decía alguien, con la razón de la sabiduría popular: “Si los corruptos llevaran una lucecita en el culo, mi país seria las Vegas”. Eso lo sabemos, pero no se toman medidas para erradicar la corrupción de la vida pública o privada, solo porque la corrupción es el gran negocio, el mas rico e inagotable yacimiento de dineros y haberes ilícitos, con los que hombres y mujeres por demás hipócritas disimulados, aparentan con sofisticación ser lo que no son; eso aunque algunos crean erróneamente que sofisticado es elegante, cuando en realidad significa, adulterar, aparentar, fingir con sutileza. Esos personajes, una verdadera plaga, están a nuestro alrededor, hacen parte de nuestro cotidiano. Mientras todos callan, ellos ríen. Se ríen del País, de las leyes, de nosotros.
Será qué no podemos hacer algo, para enfrentar la corrupción y acorralar a los corruptos de una buena vez? Parodiando el soneto que algún día me enseño mi padre, cuando me dijo al cumplir la mayoría de edad: “Según la ley ya somos casi, casi iguales. Ya te ha entregado el juez el papelito que te acredita como hombre. Vamos ahora a donde tu madre, para entregarle el premio con que al fin el cielo la recompensa…Sobre la política, recuerda que el voto es sagrado y es secreto, que en el dejas tu honor, tu libertad y tu conciencia…Y cuando alguien irrespete a una mujer, entonces tu, nunca mas varón, nunca mas hombre, caiga el que caiga, muera el que muera, así tenga que venir yo, tu padre, a recoger tu osamenta¨.
Porque no nos unimos y cuando veamos que alguien es corrupto, lo descubrimos, le quitamos el velo, lo decimos al unísono: entonces nunca mas varones, nunca mas ciudadanos, nunca mas valientes, caiga el que caiga, muera el que muera, así tengan que venir los nuestros, a recoger nuestra osamenta.
Los escandaloso de corrupción no paran. Son pan cotidiano. Pero tenemos cárceles con hacinamiento, con muchos presos por delitos menores, cuando las calles están abarrotadas, de delincuentes mayores; de asesinos, estafadores, ladrones, pícaros de cuello blanco, a los que no les pasa nada, como si la Justicia hiciera distinción entre unos y otros. Amarga justicia. Ese es el resultado de la perdida de independencia del Poder Judicial, que recibe y hace favores a los políticos, no los esculca, no los investiga, les deja vencer términos, dilatan los procesos inexplicablemente, para dejarnos una gran estela de impunidad, que es intolerable en un país que quiere algún día ser decente.
La rama judicial debe tener independencia absoluta de los políticos. Que no sean estos los que los ternen y los nombren, que lleguen a sus puestos por sus virtudes a lo largo de sus carreras; no por la recomendación y el padrinazgo de los que se supone van a estar bajo su control. En esto tiene gran responsabilidad el Consejo Superior de la Judicatura, un ente que se inventaron para ponerle mas talanqueras al cumplimiento de la ley, para promocionar a los que siguen sus indicaciones y no a los que merecen los ascensos. Amarga justicia.
Tenemos canales de televisión haciendo una alegoría indirecta a la violencia, presentando todos los días lo peor de nuestro acontecer, de nuestra vida cotidiana, cuando debían ser prudentes ya dar la noticia sin bombos, que los terroristas lo que necesitan es propaganda en espacio triple A , sin pagar por ella.
Pero la corrupción no solo es en la Justicia, también esta enquistada en la Medicina, en nuestro sistema de salud, en nuestra indiferencia para denunciar a los corruptos, en la solidaridad insana de aquellos que confunden colega con cómplice.
Algún día, y lejano no este, los médicos debemos ser rigurosamente vigilados si hay actos de corrupción; recibir sanciones ejemplarizantes, cuando hacen cosas innecesarias, prolongan vidas inútilmente, si evitar el encarnizamiento en pacientes con enfermedades crónicas, irreversibles y terminales, que no tienen solución. Pacientes que son sometidos a tratamientos inútiles, que agotan el presupuesto de la salud y lesionan profundamente a pacientes y familiares, que escarmientan la autoproclamada “endiosada” de los médicos, que olvidan como técnicos, barbaros bien o mal preparados, que son humanos como los que tienen bajo su cuidado.
Se violan las leyes tomándose atribuciones que no son propias de funcionarios públicos, dedicados a otros menesteres, cuando quieren que se les entreguen documentos y se les den declaraciones juramentadas, sobre denuncias de corrupción en el sector salud. Como si no fueran ellos los encargados de recopilar, investigar y demostrar que lo escrito no corresponde a la verdad. Violando las normas internacionales, de reserva de la fuente, vigentes en Colombia, establecidas por la SIP y la FLIP.
Pero que le vamos a hacer, el que no quiere entender, no entiende.