lunes, diciembre 24, 2007

COLOMBIA ESTA MINADA





Colombia ha sido declarado como el país con más accidentes por el estallido de minas anti-personales en el planeta. Las minas están regadas a lo largo y ancho de la geografía nacional. Estamos por encima de las estadísticas de Camboya y Afganistán. En el 2.005 se reportaron 1.060 casos de accidentes con minas anti-personales en Colombia. Esa estadística esconde la verdadera dimensión de la realidad, pues es el resultado de los accidentes reportados. Muchos no han sido conocidos, porque no tuvieron atención, o no se tuvieron en cuenta en la información.
Los organismos que trabajan activamente contra el problema han dicho: "La manera más contundente de enfrentar esta constante amenaza que afecta a las poblaciones más pobres y vulnerables, es expresar nuestro rechazo al uso de las minas en concordancia con los postulados de la Convención de Ottawa". Son muchos los riesgos que miles de colombianos de todas las edades corren a diario. A pocos les importa.
Según el Monitor Mundial de Minas, el primer accidente con una mina en el país se registró en 1990. Desde entonces mas de 660 municipios han tenido problemas por el estallido de las minas anti-personales. Eso ha hecho que mantengamos la vergüenza de tener tres víctimas por día en promedio. Son 4.804 personas que han sido afectadas directamente por el estallido de las bombas anti-personales, con 1.167 muertos y 3.637 heridos. Han sido víctimas de las minas 479 niños. Son por supuesto las zonas rurales las mas afectadas, con el 97% y el problema se presenta a lo largo y ancho de la geografía nacional en 31 de los 32 departamentos en que estamos divididos. Hay datos que llegan a decir que tenemos entre 75.000 y 120.000 minas sembradas.
Hay minas colocadas hace muchos años y muchas que son nuevas, en una Colombia, en la que la guerra y el conflicto interno, hacen parte del cotidiano en que vivimos. Los datos dicen que Antioquia es el Departamento mas afectado y que tiene en la estadística 1.766 casos; Santander, 657; Meta, 632; el Valle del Cauca,92. Llenar una región cualquiera de minas anti-personales tiene un costo muy barato entre 3 mil y 250 mil pesos, pero buscarla y desactivarla es muy costoso, valiendo entre 920 mil y 2.3 millones de pesos. Y estas cifras repito, solamente muestran la punta del Iceberg. ¡Que horror!
Hay minas anti-personales básicamente de dos tipos: las que son importadas para uso industrial o militar, y las elaboradas en forma artesanal de cualquier manera y con muchas formas. En eso los guerreros de este país han dado muestras de una capacidad de inventiva al servicio de la tragedia, sin parangones en el planeta. Las elaboradas artesanalmente por la insurgencia, son mucho mas difíciles de encontrar, pues utilizan materiales no detectados fácilmente por los sofisticados aparatos que se han diseñado para ello.
A pesar de que Colombia ratificó en el año 2001 la Convención de Ottawa, que prohibía y eliminaba la utilización de minas anti-personales, y que el ejercito Colombiano destruyó más de 6.000 que tenía dentro de su arsenal, las minas siguen siendo un artefacto de uso cotidiano en el conflicto armado de nuestro país, con el que se violan todos los protocolos, que intentan proteger a la población civil y mantenerla fuera del conflicto. ¡Maldita violencia!

Ann Veneran, directora ejecutiva de Unicef dijo: “Las guerras no han terminado realmente hasta que los niños pueden jugar de manera segura e ir a sus escuelas sin temor de las minas y otros tipos de remanentes explosivos”. “Para acabar con las minas antipersona de una manera eficaz hay que dirigirse a todos los que las utilizan y tener en cuenta que para la población local es más importante centrarse en su localización antes que en su cantidad”, señaló Elisabeth Reusse, la responsable de esa entidad, con sede en Ginebra.
Miles de minas antipersona están enterradas en países como Colombia, Irak, Afganistán, Nepal, Sri Lanka, así como en la antigua Rusia, en Chechenia y en Bosnia-Herzegovina. Sin embargo poco se puede hacer realmente contra el flagelo, mientras siga siendo un arma de agresión entre los estados o de los alzados en armas. Las principales potenciales militares: China, con 110 millones; Rusia, con 50 millones y Estados Unidos, con 10,4 millones de minas, no se han adherido o no han ratificado la Convención de Ottawa, en vigor desde 1.999. En ese tratado se prohíbe el uso, almacenamiento y transporte de minas. Esos paises contribuyen desde lo que llaman la orilla de la institucionalidad, a mantener el imperio del miedo y del terror. ¡La estupidez del ser humano al servicio de la guerra!
Las recomendaciones difundidas por las autoridades para que la gente sepa lo que debe hacer frente a una mina anti-personal, muestran el estado de vulnerabilidad de las víctimas y la real falta de defensas que tiene la población frente a ese flagelo. Las campañas que llaman a mantener la calma, nunca tocar una mina, no arrojarle objetos, no moverla, no desenterrarla, no desactivarla, son insuficientes si no tenemos como prioridad eliminarlas del arsenal bélico de los actores del conflicto. Esas son las indicaciones que se le hacen a la gente. Y esta bien. Pero ¿cuándo centraremos el problema en convencer a los insensatos que las arman y colocan, para que desistan en su empeño por convertir a Colombia en un país permanentemente minado?
Hay recursos y posibilidad de acceder a ayudas internacionales en Canadá y en Europa para comenzar el difícil trabajo de desactivarlas y erradicarlas, pero falta voluntad política y falta sensatez en los burócratas para entender la magnitud del problema.
A todas estas: ¿Cuándo tendremos en este país acosado por los violentos de todas las corrientes, un Presidente que nos ofrezca la posibilidad de redimensionar el valor de la vida, y entender que no hay mejor arma contra la violencia que la justicia social?