sábado, junio 20, 2009

¨A LAS BUENAS O A LAS MALAS¨


Todos sabemos que en el Génesis, libro I del Pentateuco, escrito está, que al principio era el Verbo y que después vino la crisis. También sabemos por los libros sagrados, que el Verbo se hizo Hombre y habitó entre nosotros.

En la historia colombiana reciente, vemos una película parecida pero al revés. Un hombre de mano dura, que habita entre nosotros, se hizo verbo, hoy nos gobierna, quiere ser sempiterno y a pesar de él, continúa la crisis. El hombre, Uribe. El verbo, Uribiar. Lo sustantivo ha dejado de ser importante. El adjetivo es mirado con desprecio, porque todos creen que ya no califica y es adorno innecesario. Y así, hacemos cambios a la topa tolondra con los argumentos estultos del Presidente, de sus funcionarios y de sus seguidores. ¨Colombia está madura para la reelección del Presidente Uribe¨ ¨Pero la reelección de Gobernadores y Alcaldes debe esperar hasta que Colombia esté madura para una reelección¨

El Presidente Uribe quiere la reelección. La reelección tiene nombre propio. Le interesa mas a él, que a sus seguidores. Sus seguidores no habrían dado el paso en falso, sin antes mediar su aprobación. Su poder mediático es inigualable, es total. Cuidado: Totalitario viene de total. Domina los medios. Los medios en plural, se le han rendido en forma singular. El cuarto poder, con él no existe. El es el poder unitario. El es el predestinado. La versión criolla del poder omnipresente y omnipotente, que se pensaba solo existía en la fantasía de los soñadores, o en la ¨realidad¨ de los anacoretas. Nadie a su alrededor lo contradice o lo confronta. El se constituye en el principio y en el fin. El es su propio medio. El cree, que sin él, Colombia no es viable. El cree, que de él depende la posibilidad de que tengamos una Nación y una República, en el hoy y en el mañana. Eso lo cree él, de él. El se lo ha hecho creer a muchos. Muchos creemos exactamente lo contrario.

El Presidente Uribe llegó al poder, desalineándose del Partido Liberal, al que siempre perteneció, y con el que había hecho siempre política. La hizo de la misma manera en que la hacían los otros, a los que después criticaba, esos que ahora comenzamos a ver claramente como iguales, por cuenta del destape reelecionista.

Era un pequeño cacique en Antioquia. Creció en la misma cuna en que se han arrullado todos los políticos liberales de este país. Sólo que a Uribe le dio por renegar de sus orígenes partidistas y, entonces, estimulado por el veneno ácigo de la codicia política, se aventuró en la creación del Uribismo, la mayor fantasía politiquera de los últimos tiempos.

Que el Presidente es el mejor representante de la politiquería en su forma mas sofisticada, es cosa de la que le cabe duda a muy pocos, que enceguecidos por las luces incandescentes del poder, no logran ver mas allá de sus narices. El destape cínico al que asistimos impávidos, no debe extrañar a alguien. Ese modo de hacer política era previsible, en un hombre con escasísimo, sí algún, andamiaje ideológico.

¨A las buenas o a las malas¨, es el último grito de autoritarismo solapado que nos ha enviado Uribe. El Mercado de las prebendas políticas, en donde se cambian votos por favores, puestos y puesticos, está abierto.

Se pueden otorgar la Vicepresidencia y los Ministerios. El Vicepresidente y el Ministro del Interior y de Justicia así lo afirmaron, y lo hicieron público. Han ofrecido inclusive, los organismos de control, aunque no se pueda, que algo se inventarán Uribe o los Uribistas, para que sea posible. Además están las Embajadas, los cargos consulares y los carguitos, con los que se pagan los favores que se le hacen al Presidente. Ese mismo Presidente, que un día juró cumplir la Constitución y las leyes, pero que hoy nos demuestra, que tiene por ellas el desprecio que ha caracterizado a los politiqueros que siempre nos han gobernado.

Los saltos mortales y las exibiciones de mesianismo inmediato, como el que hizo, cuando saltó al aire en RCN, sobre un congresista que denunciaba el cinismo con que se estaban cambiando respaldos y patrocinios por puestos, puso al descubierto, la intolerancia total que tiene para la crítica, y demostró la sabiduría del dictado popular que dice: ¨Quien es abogado de si mismo, tiene por cliente a un tonto¨.

El actual gobierno está en su momento mas crítico. La franca ausencia de rumbos claros, se hace notoria. Los resultados de la aventura reeleccionista son impredecibles. La polarización, ha llegado al punto máximo que se pueda imaginar. La gobernabilidad real y constructiva, está en el mismo punto crítico del cual partió, hace casi 7 años.

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Llega Alvaro Uribe a una reunión con su gabinete a las 2:30 am y dice: "Señores... ¡Renuncio! Me voy de este país lleno de pobreza, guerrilla y criticones..." Toma un respiro ante la mirada atónita de todo su gabinete y sigue: "Me llegó una carta de Bush, mi amigo personal, donde me dice que me va a nombrar asesor en el Medio Oriente". Uribe saca un sobre sellado y estampado : 'TOP SECRET' y lo tira al centro de la mesa del despacho. Mientras Fabio Echeverry y Valencia Cossio comienzan a lloriquear, otro de sus asesores, aún sin haberse recuperado de la sorpresa, toma el sobre; saca la carta que contiene; la lee y, aguantando para no reírse, se dirige al Presidente: "¡Eh, Alvaro, calmate! Aquí no dice que te vayan a nombrar asesor en el Medio Oriente. El presidente Bush te dice, que te va a mandar un asesor para que te medio oriente..."


NO AL SECUESTRO



El llanto se volvió cotidiano. Es cotidiana la disculpa. Por razones no claras, se acabaron los líderes y de mano se acabo también el liderazgo. Hoy asistimos a una opereta con los sonidos del llanto y su fondo de lloriqueos. Llanto de incapaces y de atrasados. Vivimos la euforia de lo superfluo, escondiendo el atraso conceptual. Asistimos también inermes al atraso del conocimiento.
¡Claro! se acabaron los líderes al viejo estilo. Pinochos que hicieron de caudillos, autoritarios, dueños de la verdad revelada, ordenadores, infalibles, soberanos, soberbios, únicos, irrepetibles y endiosados. Y se acabaron en Colombia y en todas partes; en el norte y también en el sur (¿qué sentiría el dictador de Santiago cuando lo detuvieron en Londres, para que pagara sus tropelías, sus orgías de muerte?).
El viejo paradigma se agotó. Hay ahora uno nuevo, apuntalado firmemente en arquetipos más humanos. Ha comenzado a emerger uno mas evolucionado, cimentado en el conocimiento, en el consenso, en la transparencia y en la equidad.
Surgen entonces nuevas necesidades y por supuesto nuevos rumbos. Y comienzan a aparecer, asomados apenas, los nuevos lideres, hombres de contexto nuevo, formadores de equipo, facilitadores de consenso, receptores de alternativas. Son los constructores de soluciones a través del dialogo y la concertación. Seres humanos que enseñan y aprenden permanentemente. Personajes que respetando el mecanismo newtoniano y el pensamiento cartesiano, han sido capaces de incorporar a su pensamiento y su conducta la relatividad de Einstein y los principios de la cuántica.
Hoy las ciencias que se quedaron en Newton y en Descartes, pagan con su atraso un alto tributo, y conducen con su pensamiento a vastos sectores de la población, de la cual nosotros hacemos parte, por un camino equivocado y doloroso. Han tratado con eso de atajar un cambio inatajable, realizado ya en otras sociedades y en proceso de construcción en otras.
Por qué tenemos que llegar siempre tarde al cambio? Por qué Colombia tiene que llegar tarde al cambio? Hasta cuándo nosotros seguiremos sirviendo como conejillos de indias para estudiar el paleolítico político?
¡Basta! No más quejas, no más disculpas, no más llanto, no más esperanza basada en la autocompasión, esperando la dádiva del seudo poderoso de turno. No más privilegios. Necesitamos una sociedad en acción enfrentando nuestros problemas, con nuestros hombres y nuestras mujeres, con nuestras soluciones, recuperando los valores dormidos que recibimos un día como legado de nuestros verdaderos ancestros. Aquí y ahora, tenemos que confiar en nosotros mismos, para saber que somos capaces de salir de las turbulentas aguas en que agitados navegamos, para poder vislumbrar la posibilidad de llegar a puerto seguro. Vivir nuestra colombianidad con amor pero sin añoranzas.
¡No más al secuestro! Pero hablo de todos los secuestros.
El secuestro de nuestros compatriotas privados en contra de su voluntad del único bien no negociable: la libertad.
¡No al secuestro! Y hablo del secuestro de los dos y medio millones de colombianos secuestrados por las manos sucias de los lobos hambrientos de la construcción, agrupados un día, bajo el sofisticado y traicionero ropaje del UPAC y disimulados hoy en su gemelo deforme la UPC, legado del gobierno anterior.
¡No al secuestro! Y hablo del secuestro de la educación en Colombia, esa misma que continúa sin descentralización y permanece bajo el arbitrio de directorios políticos.
¡No al secuestro! Y hablo del secuestro de la dignidad del empleado público, por parte de quienes lo manipulan con la promesa de estabilidad, a cambio de votos y de cuotas obligadas de su salario.
¡No al secuestro! Y hablo del secuestro de la verdad histórica por parte de los medios de comunicación, que siempre omitieron contar, que los primeros secuestros aparecieron después de miles de colombianos desaparecidos y cientos de asesinatos selectivos, por los cuales todavía poquísimos han sido juzgados.
¡No al secuestro! Y hablo del secuestro del dinero caliente, realizado por el sistema financiero y por sus intermediarios, que calificaron mal y se horrorizaron con el mafioso, pero calificaron bien y consideraron bueno su dinero. Malo el mafioso pero buena su plata.
¡No más al secuestro! Pero, no más a todos los secuestros. El secuestro de la dignidad, el de la independencia, el de las oportunidades, el del derecho a la soberanía, el del derecho a la educación, el del derecho a la vida, el del derecho al trabajo, el del derecho al Derecho y la Justicia, el del derecho a la salud, el del derecho a la paz y sus consecuencias.
¡No al secuestro y a la guerra fratricida!
¡No a los corruptos! Pero, NO a los corruptos de antes y también NO a los corruptos de hoy. No pueden ser los salvadores del ahora.
¡No! Un NO enérgico a los que quemaron y asesinaron impunemente la justicia colombiana. Porque la justicia fue ultrajada, fue acorralada, fue desplazada, fue asesinada. Si sus fallos aún se demoran, si su resurrección esta lenta y además la han politizado, despertémonos, unámonos. Es a la sociedad civil, pero a la verdadera sociedad civil, no a la prefabricada en los laberintos de la burocracia palaciega con sus bufones de cámara, a la que le corresponde hacer uso del poder del repudio y de la sanción moral.
Hay que dar un paso adelante de la poli-clase, para poder entender la verdadera bondad del pluralismo. Hay que apresurarse, para llegar antes que el caníbal hambriento de poder, para ocupar el sitio, antes de verlo usurpado por él. Tenemos que despertar y estar alertas, ahora y siempre, para impedir el usufructo de lo que no les pertenece y han quitado de las manos, a los ciudadanos inermes.
Estas son breves pinceladas de una nación que puede soñar con un: “Colombia, si futuro¨.