martes, diciembre 04, 2007

LIBERTAD PARA LOS SECUESTRADOS ¡YA!

!La liberación de los secuestrados no da mas espera!
Los argumentos que puedan tener las FARC, carecen de toda validez, cuando para justificar una lucha armada, que ni es revolucionaria, ni encarna los deseos del pueblo, ultrajan la dignidad de la persona humana y pisotean todos los principios sobre los cuales se levanta el mas elemental de los derechos humanos, el derecho a la vida.
No puede haber una revolución, levantada sobre la indiferencia y brutalidad que muestran los agresores por los agredidos, ni cuando la vida de los colombianos les vale nada. Una guerrilla que ha convertido a los colombianos en simple mercancía para utilizar en el chantaje de la guerra, sin importarle el sufrimiento que con eso causan, irrespetando los mas elementales principios de humanidad y compasión, es una guerrilla naftalínica, que perdió el norte, si ES que alguna vez lo tuvo alguna vez lo tuvo, una guerilla que no puede seguir destruyendo un país para justificar una revolución inexistente.
Esa no es una fuerza revolucionaria en estricto sentido de La palabra. Esa es una fuerza de criminales sin alma, sin corazón, sin tripas, a la que nada le valen los derechos elementales que tienen todos los seres humanos.
No pueden seguir engañando al mundo, vendiendo la idea de que son una fuerza beligerante, que intenta cambiar un pueblo a través de la lucha armada, cuando los ideales de soberanía, han sido cambiados por los manuales de un negocio, negocio bruto y desalmado.
Las imágenes son de todos conocidas. Seres humanos, tratados con crueldad por unos animales que como hienas, hicieron de la crueldad un negocio que les produce mucho dinero, menos dinero que indignidad, pero muchísimo dinero. Seres humanos, a los que les roban los derechos mas elementales, a los que les arrebatan contra su voluntad la libertad. Seres humanos, dejados al arbitrio de los caprichos de una selva, que se convirtió en madriguera de los que quieren seguir posando de revolucionarios, y en cementerio de las esperanzas para los que se encuentran secuestrados.
En esa dramática y cruel realidad que viven miles de colombianos, estos imbéciles, tratan de justificar la existencia de un grupo que reclama para si, un reconocimiento que no merece, el de fuerza armada revolucionaria, con el supuesto de que lo hacen en una lucha intestina contra la institucionalidad, motivados por la injusticia y la desigualdad en que vivimos.
La única revolución que han conseguido, es la de las conciencias dolidas de todos los que en Colombia, detestamos la violencia como herramienta de cambio, cualquiera sea su justificación. El secuestro se ha convertido en un pasaporte a la impunidad, que les permite enriquecerse con el dolor del pueblo, por el cual un día, mintiendo, dijeron luchar.
A una guerrilla así, no hay nada que la justifique, ni hay algo que la defienda.
Si algún remedo de dignidad les queda en su hipócrita gesta libertaria, entonces, que acaben de una vez con el crimen infame del secuestro, con el que solo logran perder cualquier legitimidad, con el que se convirtieron de un solo golpe en terroristas desacreditados, que amparados en el poder del miedo, actúan al margen de cualquier posibilidad de reconciliación entre los colombianos.
De todas las vergüenzas que tenemos como nación, ninguna se acerca a la deshonra que nos produce, la de una guerrilla que carece de principios y que paso todos los límites. Solo los cobardes se escudan en seres humanos debilitados y pisoteados en todas sus libertades, para continuar insistiendo en una lucha armada, que no tiene hoy justificación distinta a la del mas bajo de todos los negocios que hayan podido organizar en el mundo. Porque, aún en las guerras mas crueles, hay reglas de honor, que respetan los guerreros de verdad y que solo pisotean los mercenarios y guerrilleros de mentiras.
Esa guerrilla despiadada, que se alimenta con la guerra fratricida, no merece respeto, ni despierta solidaridad. Es una guerrilla despreciable, que se convierte en enemigo público de todos los colombianos, de los colombianos que no tengan como ellos, alma de esclavo y que se permitan la libertad de pensar en libertad.
Si tienen la incapacidad mental e intelectual de ser un grupo que defienda las ideas en la discusión abierta, entonces, sigan alimentando esa guerra estúpida en la que se pierden todos los recursos de Colombia, pero comiencen a hacerlo como hombres y mujeres que tengan algo de la dignidad del guerrero, enfrenten a las fuerzas del Estado con honor y con hombría, sin la cobarde utilización de escudos humanos que los protejan en sus madrigueras, con los que solo logran despertar un sentimiento de repulsión generalizado.
Luchen, si no pueden pensar; concéntrense en la guerra, si no tienen la capacidad de negociar las ideas, pero liberen ya a los secuestrados. !No sean cobardes!

lunes, diciembre 03, 2007

¨…LA GUERRA ESTERIL…¨



Con no poca sorpresa, vimos y oímos en los noticieros de televisión, las declaraciones de Rafael Rojas Zúñiga, comandante del frente 46 de las FARC. El intermediario para la negociación fue monseñor Pimiento, quien fuera el arzobispo de Manizales. Las declaraciones que dio para los medios, muestran la realidad cruda de nuestro país: hombres y mujeres dedicados de tiempo completo al oficio de matar, con la idea quimérica y paradójica de sembrar vida. Vida que nadie entiende en este país desajustado y de desigualdades sociales, cada vez mayores. Porque la vida de nadie puede levantarse o nutrirse de la muerte de alguien.
Su declaración tan simple como real, nos pone frente a una situación que vemos y oímos pero no sentimos. En ese no sentir al que nos habituamos, tenemos un país dicotomizado de sordos y de ciegos, en el que hemos ido perdiendo la posibilidad del mejor de los sentidos, ese que tiene la experiencia vital más intensa y definitiva: el tacto con todo su armamentario sensitivo convertido en experiencia.
Hacemos parte de la gente de un país que tiene sus sueños atrapados en imágenes distorsionadas de guerra y de violencia. Imágenes de mutilados, heridos y muertos, que llenan las páginas de nuestros periódicos y las imágenes de nuestros noticieros. Imágenes que se mezclan con las noticias de la violencia en el campo o la ciudad. Intolerancia rural, intolerancia urbana, violencia generalizada. Pero lo peor y más grave, es que esas imágenes, llenan todos los rincones de Colombia en la llanura, en la montaña o la planicie. Violencia real que testimoniamos porque la oímos y la vemos. Violencia irreal porque no todos la sentimos. Jorge Luis Borges, se equivoco cuando un día, al preguntar a un seguidor que le solicitaba un autógrafo: ¨de donde sos¨, este le contesto: ¨colombiano¨, a lo que el escritor respondió de inmediato ¨Colombia: tierra de ternera a la llanera y de ternura en la llanura¨.
Tenemos el sentido del oído tan contaminado, que siempre tenemos que revisar si lo que oímos es real. Si la sonata desastrosa y desacompasada de nuestra vida diaria, se oye a ritmo de metralla y de fusil; de quejido, de grito enmudecido, de mueca quejumbrosa en un dolor para el que no hay onomatopeya distinta al lamento interno que vivimos a diario. Mantenemos un sentido de la visión tan distorsionado, que debemos repasar a diario las imágenes, para saber si lo que vemos no es realidad virtual. Si la película de cine rojo que tenemos en nuestro cotidiano, se ve con el recuerdo visual de la estampida, la destrucción., la bomba que estalla, la imagen distorsionado de un campo santo en que hemos dejado convertir a Colombia, por cuenta de los intolerantes de todas las clases e ideologías; porque para la imagen de la muerte no hay clases sociales, ni discriminación de estrato.
Shakira lo sentencio a ritmo de pepsi-cola y baile árabe. Ciegos, sordos, mudos. Y en esta realidad que vivimos en la que no vemos, no oímos, no decimos, van pasando los años y con ellos las ilusiones y la posibilidad de un país de paz y en paz. Es necesario repensar el cotidiano, el futuro que estamos construyendo para nuestros hijos: un pasado de violencia sin par y un presente desalentador y violento sin igual. La construcción de una sociedad pacífica es una tarea en la que todos tenemos que ser actores de reparto. Para esta tragicomedia de nuestra vida diaria, en la que combinamos permanentemente la risa con el llanto, la sensación de incapacidad que tenemos cuando permanecemos inermes porque solo oímos y vemos, lo que muchos de nuestros compatriotas sienten, es necesario que sembremos en nuestros corazones y en los corazones de nuestros hijos, la semilla de la tolerancia y de la acción solidaria.
¨…Cuando creemos perder el control en nuestra bitácora de vuelo. Cuando no encontramos respuestas simples a nuestras preguntas complicadas. Cuando la luz parece no encenderse en nuestra vida y todo es oscuro. Cuando escuchamos el sonido de nuestro silencio acallándonos el grito. Cuando las lágrimas se agotaron en nuestros ojos y ya no lo notamos. Cuando vemos que pensamos menos, en lo que pareció importante. Cuando recordamos solo de vez en cuando y ya no tenemos dolor cuando lo hacemos. Cuando quisiéramos no seguir queriendo querer, lo que antes habíamos querido. Cuando hay menos palabras para esconder a otros. Cuando hay mas palabras para renacer a la vida. Cuando sentimos que estamos fallándole a la dignidad. Cuando no queremos hacer más concesiones. Cuando no tenemos la posibilidad de renunciar a los propios valores. Cuando ya nada puede explicar a otro en nuestra mente. Cuando las imágenes se desvanecen y es difícil tener un buen recuerdo. Cuando el dolor de antes ya no esta mas y el temporal amaina. Cuando la tormenta interior es con nosotros mismos y no con otros. Cuando no podemos negociar la dignidad ni los valores. Cuando recobramos el coraje para detenernos. Cuando la conciencia nos dice que no permite mas regalos. Cuando la bondad se nos frena, se rebota y nos pide coraje. Cuando el llanto ya no llora y se silencia. Entonces siento que renazco, de una ceniza que requema mi vida. Que nada vale tanto. Que nadie vale más. Que yo no valgo menos. Que yo ni se el cuanto. Cuando esto ya no es cuando, siento que comienzo a vivir de nuevo y nuevo...¨ (El soneto del cuando. FRG).


HACIENDO EL OSO

La paz en las garras del oso


Excelente la entrevista de Yamid Amad en el periódico El Tiempo, con el hombre del abrazo del oso. El Para-psicólogo Luís Carlos Restrepo. (26.II.२००५, El tiempo)
Contrario a lo que era de esperar en el hombre que un día hizo una alegórica defensa del abrazo, hoy nos encontramos con un hombre no tolerante con las diferencias de opinión, en un país polarizado entre los ¨buenos¨ que siguen a Uribe y el resto, a quienes no nos gusta, solo porque no le creemos. Por cuenta de la muy fácil pero injusta posición del Presidente y su Comisionado de Paz, la nueva horda de terroristas en que nos convertimos, macartizados por este gobierno de mano dura, dedo señalador, palabra imprudente y sin corazón.
El que llaman ¨corazón grande¨, no pasa de ser un estribillo sin resonancia, que comenzó fibrilando y hace rato esta en paro. Muchos creemos que este gobierno no tiene corazón.
El comisionado de paz, no puede, con el argumento facilista de una prudencia inexistente, intentar acallar los medios y hacerlos responsables de la tragedia colombiana.
Está comprobado por ciencias basadas en evidencia, que conceptos como el de inducir al suicidio, por hablar de ello con los pacientes, son falacias médicas carentes por completo de veracidad. Los fumadores no fuman más porque se hable del cigarrillo. Menos tampoco. Los alcohólicos no beben en exceso porque les hablen de eso; por el contrario, solo hablando de ello en comunidades, en grupos y en público han podido disminuir el problema. El virus del Sida no aparece como un fenómeno que se contagie en conversaciones, ni se trasmite por hablar del asunto, con ella o con el. Hay que mostrar sus horrores, para que la gente sea prevenida, cambie sus actitudes y sus comportamientos। A nadie le hizo daño por ejemplo, aprender de una gallina que !Sin condón, ní pío!
El terrorismo entonces, no nace, ni se acuna en la autonomía de los medios de comunicación. Esa es una conclusión falsa, con la que se quiere arrinconar la libertad de prensa, para que no se hable del terrorismo, ni de los despropósitos que con los terroristas, tiene un gobierno que ha dado muestras de querer legalizarlo a las buenas o a las malas, pasando por encima de las conciencias dolidas y lastimadas, de los millones de colombianos que han sido afectados por las acciones delictivas de los paramilitares.
Por el contrario, el terrorismo tiene su mejor cuna, en el silencio cómplice de los cobardes o de los indiferentes. Ahora lo quieren imponer por decreto, los hipócritas que nos gobiernan. Que nadie los cuestione. Que a nadie se le ocurra contradecir, pensar, interrogar, hablar o mostrar el desacuerdo. Por qué el gobierno quiere la ¨absolución¨ colectiva de los paras, pero condena sin contemplaciones, a los que cometan el atrevimiento de cuestionar ese proceso. Poco importa el preocupante sentimiento de impunidad que se respira.
La superficialidad e inconsistencia del Ministro del Interior, Sabas Pretels de la Vega, no impresionan. Eran esperables en alguien como el. El siempre ha sido un hombre ¨light¨. Está cumpliendo muy bien su papel. Igual lo hizo en el Caguán.
Nos impresiona la superficialidad sin par, la terca irresponsabilidad del Vicepresidente Santos. Sus planteamientos han sido un atentado a la razón. No queremos imaginar nuestro país, nuestra amada y dolida Colombia, bajo la hipotética, pero posible tutela de un hombre como él. !Que peligro! Si, que peligro, en el caso de una falta definitiva del Presidente. !De los males el menor! Que gobierne Uribe hasta el final. Que no nos vaya a dejar bajo la guía de Pachito, porque este país se nos derrumba del guarapazo. A Santos se le olvido que gracias a la lluvia de mensajes de ¨País Libre¨ que el fundó, la gente tomó conciencia de un problema que era visto con indiferencia: el secuestro. Gracias a la determinación, a los avisos, a la propaganda, a las discusiones que el presidió, el secuestro comenzó a ser clasificado como mal mayor y, como delito de lesa humanidad.
la reelección esta tan ligada al proceso paramilitar, que no hay forma racional de separarles los vínculos. Solo cabría la posibilidad de un gesto de grandeza de Uribe, no esperable de el por supuesto, que lo aleje de toda sospecha y sería renunciar definitivamente a permitir que se legisle en causa propia. Renunciar momentáneamente a la reelección, lo haría dedicarse a gobernar y le quitaría todos las medias tintas conque a diario se escribe desde la Casa de Nariño la nueva política en Colombia.
Perdón, SI. Olvido, NO. Sí la tesis del Alto Comisionado para la Paz, planteada como está, triunfa, y con ella la reincorporación impune de los paramilitares, el país solo estaría postergando el inicio de otra guerra. La guerra de las conciencias dolidas, La guerra de las dignidades pisoteadas y asesinadas impunemente por los violentos.
!Perdón, SI. Olvido, NO! Las generaciones que nos siguen, agradecerán la paz levantada sobre los cimientos sólidos de lo justo, de lo digno, de lo verdaderamente reparador.
Por eso, todo el esfuerzo de Restrepo no pasa de ser una parodia muy bien montada, para darle legalidad real a un grupo violento, que la tiene aprobada hace mucho tiempo, pues fue nacido en los laberintos gubernamentales , y se ha discutido desde 1.963 en varias ocasiones, en el Congreso de la República,
La paz en definitiva es el resultado de la negociación digna, donde no se dejan claudicar los pilares del Estado de Derecho que constitucionalmente tenemos. Que se ciñan a la Constitución Nacional. En ella está todo lo que se necesita para construir un país decente y pacífico: con derecho a la vida, al trabajo, a la educación, a la salud, al esparcimiento, a la familia, a la justicia y a la dignidad.
Suele ser muy frecuente eso de que los corruptos ¨convulsionen¨, cuando hablan desde su muy peculiar punto de vista, de lo que se denomina la moral pública. Ya hablaremos del ex alcalde Rojas, y de su relación con las tierras del Rosario.