martes, febrero 12, 2019

REPENSANDO EL COTIDIANO
LA CORRUPCION SOFISTICADA QUE PADECEMOS

FlavioRestrepo Gómez
Twitter: @Flaviorestrepo
               @FRestrepoG 
Periodismo es  publicar lo
que alguien no quiere que publiques. 
Todo lo demás es relaciones públicas. 
(George Orwell)

                  Como bien decía  alguien, con la razón   de la sabiduría popular: “Si los corruptos  llevaran una lucecita en el culo, mi  país seria las Vegas”. Eso lo sabemos, pero   no se toman medidas para  erradicar la  corrupción de la vida pública o privada, solo porque la corrupción es el gran negocio, el mas rico  e inagotable  yacimiento de   dineros y  haberes  ilícitos, con los que  hombres y mujeres por  demás hipócritas disimulados,  aparentan con sofisticación ser lo que no son; eso aunque  algunos crean erróneamente que  sofisticado es   elegante, cuando en realidad significa, adulterar,  aparentar,  fingir con sutileza. Esos personajes, una verdadera  plaga, están a nuestro alrededor, hacen parte de nuestro cotidiano. Mientras todos callan, ellos ríen. Se ríen del País, de las leyes, de nosotros.
                  Será qué  no podemos hacer algo, para enfrentar la corrupción y   acorralar a los corruptos de una buena vez? Parodiando el soneto  que  algún día me enseño mi  padre, cuando me dijo al cumplir la mayoría de edad: “Según la ley ya somos casi, casi iguales. Ya te ha entregado el juez el papelito que te acredita como hombre. Vamos ahora a donde tu madre, para entregarle el premio con que al fin el cielo la recompensa…Sobre la política, recuerda que el voto es  sagrado y es secreto, que en el dejas tu honor, tu libertad y tu conciencia…Y cuando alguien  irrespete a una mujer, entonces tu, nunca mas varón, nunca mas hombre, caiga el que caiga, muera el que muera, así tenga que venir yo, tu padre, a recoger tu osamenta¨. 
                  Porque  no  nos unimos y  cuando veamos  que alguien es corrupto,  lo descubrimos, le quitamos el velo, lo decimos al unísono: entonces nunca mas varones, nunca mas ciudadanos, nunca mas valientes, caiga el que caiga, muera el que muera, así tengan  que venir los nuestros, a recoger nuestra osamenta.
                  Los escandaloso de corrupción no paran. Son  pan cotidiano. Pero  tenemos  cárceles con hacinamiento, con muchos presos  por delitos menores, cuando las calles están abarrotadas, de delincuentes mayores; de  asesinos, estafadores, ladrones,  pícaros de cuello blanco, a los que no les pasa nada, como si la Justicia  hiciera distinción entre unos y otros. Amarga justicia. Ese es el resultado de la perdida de independencia del Poder Judicial, que  recibe y hace favores a los políticos, no los esculca, no los investiga, les deja vencer términos, dilatan los procesos inexplicablemente, para dejarnos una gran estela de impunidad, que  es intolerable en un país que  quiere algún día ser decente.
                  La rama judicial debe tener independencia absoluta de  los políticos. Que no sean estos los que los ternen y los nombren, que lleguen a sus puestos por sus  virtudes a lo largo de sus carreras; no por la recomendación y el padrinazgo de los que se supone van a estar bajo su control. En esto tiene gran responsabilidad el Consejo Superior de la Judicatura, un ente que se inventaron para ponerle mas talanqueras al cumplimiento de la ley, para  promocionar a los que siguen sus indicaciones y no a los que merecen los ascensos. Amarga justicia.
                  Tenemos  canales de televisión haciendo una  alegoría indirecta a la violencia, presentando todos los días lo  peor de nuestro acontecer, de nuestra vida cotidiana, cuando  debían ser prudentes ya dar la noticia sin bombos, que los terroristas lo que necesitan es  propaganda en espacio triple A , sin pagar  por ella.
                  Pero  la corrupción no solo es  en la Justicia, también esta enquistada en la Medicina, en nuestro sistema de salud, en nuestra indiferencia para denunciar a los corruptos, en la solidaridad insana de aquellos que confunden colega con cómplice.
                  Algún día, y lejano no este, los médicos debemos ser  rigurosamente  vigilados si hay actos de corrupción; recibir sanciones ejemplarizantes, cuando  hacen cosas innecesarias, prolongan vidas inútilmente, si  evitar el encarnizamiento en pacientes  con enfermedades crónicas, irreversibles y terminales, que no tienen solución. Pacientes que son sometidos a tratamientos inútiles, que agotan el presupuesto de la salud y lesionan profundamente a  pacientes y familiares, que  escarmientan la autoproclamada  “endiosada” de los médicos, que olvidan como técnicos, barbaros  bien o mal preparados, que son humanos como los que tienen bajo su cuidado.
                   Se violan las leyes tomándose atribuciones que no son propias  de funcionarios públicos, dedicados a otros menesteres, cuando quieren que se les entreguen documentos y se les den declaraciones juramentadas, sobre denuncias  de corrupción en el sector salud. Como si no fueran ellos los encargados de recopilar, investigar y  demostrar que lo escrito no corresponde a la verdad. Violando  las normas internacionales, de reserva de la fuente, vigentes en Colombia, establecidas por la SIP y la FLIP.
                  Pero que le vamos a hacer, el que no quiere entender, no entiende.

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