viernes, noviembre 23, 2007

DIOMEDES DIAS : CANTOR QUE DESHONRA




Muchas veces las leyes son como las telarañas , los
insectos pequeños quedan prendidos en ellas , los
grandes las rompen .


Qué Colombia es un paraíso para delinquir sin pena pero con gloria? Eso ya lo sabemos todos. Qué nuestro terruño sucumbe ante la impotencia de una justicia liviana y unos criminales pesados? Eso tampoco le es ajeno a alguno.
Qué los valores mas importantes y fundamentales de una sociedad, se han trastocado por otros banales y complacientes? Eso es de dominio público।
Qué en las cárceles colombianas, no están todos los que son, ni son todos lo que están? es un refrán popular que tiene mucho de cierto.

Creemos por los medios de comunicación, que asistimos al derrumbe de una justicia antes fuerte y ciega, que ahora nos quieren presentar como débil, anodina y selectiva, haciendo caer en error de interpretación al ciudadano desprevenido. Porque, no es que la justicia no sirva, es la manera como en nuestro país interpretamos la noticia, la que nos distorsiona la óptica. Esto lo digo, consciente de las muchas veces en que la justicia se ha equivocado, pero sin dejar de reconocer las muchas veces en que en forma silenciosa y menospreciada ha acertado.

No es importante discutir la aparentemente débil actitud frente al cantante, que con alcances de ballenato, cometió horrendo crimen. Vale la pena repensar en la vesánica publicidad dada al canta-autor, a quien presentaron como víctima, cuando fue victimario. Un asesino que se refugió en la guarida de sus mentiras y sus falsedades; en el fervor popular de los que lo idolatran sin seso alguno, olvidando que detrás de la voz del cantante hay un personaje maligno y sórdido, que merece desprecio.

No podemos llegar a la demencia colectiva de vitorear al malandro, de hacerle festín al homicida, de volver cuento gracioso el abanico de las diabluras del hombre del diente de diamante, voz de gorrioncillo dulce, cara de niño regañado e historial que le era desconocido, de hombre sin escrúpulos, tocado, mentiroso e ido.

La muerta, perdió no solo la vida, perdió también la honra, por cuenta de un troglodita, que en forma despiadada, esconde el Lucifer que guía su propia vida interior, detrás de su careta de ángel inofensivo.

La justicia tiene que ser implacable con ese vil cobarde, que intentó despojarse del cuerpo sin vida de su víctima, en un costal tirado en el matorral que bordeaba una carretera. Pero era tanta la estupidez de su abominable crimen que no pudo esconderlo con nada.

Que se deponga al rey ballenato.
Que la sociedad haga un reclamo de decencia y fustigue las imbecilidades de sus amigos y fanáticos, torpes y ciegos ante el monstruo.
Que el cantor caiga en deshonra y que la víctima, logre por lo menos recuperar la suya.



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