“Después de que un dirigente comienza
a creerse indispensable e irremplazable,
un pequeño dictador comienza a nacer”
Luis Ignacio Lula da Silva
Esa frase la dijo el Presidente del Brasil, explicando su decisión de no aspirar a un tercer periodo. En Colombia tenemos que crear una palabra que no existe : es la egocracia. En nuestro país político, todo lo domina la autoridad del ego. El resto vale nada. Los últimos 5 años nos han dado muestras evidentes de eso. Por esa contagiosa forma de ver y de pensar un país, son muchos los que piensan que el país tiene un solo dueño, el Ubérrimo. Dueño del conjunto, que ahora se cree dueño de la historia. De la suya, de la mía, de la de todos. Porque aquí lo que impera es la autoridad del ego. Hoy es el ego del Ubérrimo. Mañana quien sabe, será otro ego copiado, nada más.
Y así, la institucionalidad de nuestro país se derrumba cada vez mas, aunque quieran hacernos creer que es cada vez menos. El conflicto que vivimos en Colombia y que es entre nosotros pan cotidiano, se arregla de mentiras con propuestas tan estúpidas como insuficientes. Lo que se propone para reparar a las víctimas, es un remedo de reparación, en el que se le pone un desvalorizado precio a las personas que han caído víctimas de la violencia. Nos quieren hacer creer el mensaje, con el cual, la vida no vale nada y la muerte puede ser purgada con un puñado de manchados dólares.
Macaco, el narco-paramilitar que ofreció 55 millones de dólares para reparar 15.000 víctimas, quiere limpiar su conciencia con 3.600 dólares por víctima. Algo así como 7 millones de pesos colombianos. En ese juego de desvalorización de la vida y de remates para pagar la muerte, piensan que la mancha de sangre se puede limpiar con un puñado de dólares, cada vez mas desvalorizados. Al viejo estilo de vaqueros y mercenarios, de piratas y filibusteros, convertidos después en héroes o en grandes señores, que todo lo pueden comprar, incluida la muerte, dado que siempre han tenido el mas profundo y olímpico desprecio e irrespeto por la vida.
Pero esa es la oferta al comenzar el despreciable negocio de la vida. La verdad es distinta. Las cifras reales no solo son alarmantes sino despreciables. Según un dato que circula en los medios, a cada víctima de los paramilitares le correspondería una suma de 7.000.oo. Este proceso de justicia y reparación es un sainete mal contado, con un guión muy mal escrito por el Alto Comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, un oso para abrazar, una fiera para responder, y un imbécil para negociar en favor de las víctimas
Mientras eso pasa, el Presidente anula el contrato con la firma que lo asesoraba para hacerle lagartería al tratado de libre comercio. Fueron 300.00 dólares destrozados, tirados a la basura, para tratar de comprar una aprobación que estaba bien difícil y que por esa maniobra se volvió, si no hay sorpresas, imposible.
En la Colombia de Uribe todo tiene un precio. Tiene precio el silencio, que puede ser facilmente comprable. Tiene precio el bullicio, por el que, si conviene, se pagan fabulosas sumas. Tiene precio la mentira, que ha dado suculentos resultados a los que dicen reparar las víctimas. Tiene precio la verdad, porque hay que acallarla. Tiene precio la libertad, porque nada estorba mas en los caudillismos, que aguantar las voces de los que todavía tienen independencia intelectual y sensatez ética.
A esa Colombia de recompensas y de dineros que se mueven de la misma manera, en la que nos mostraron, los suelen hacer mover los delincuentes, se pagan el silencio y las palabras. Pero se pagan de paso las mentiras y las verdades, no importa que las verdades sean incompletas, a medias o deformadas, cuando no construidas desde falsos positivos, o salidas de historias creadas para hacerlas aparecer como verdades incontestables. Se ofrecen recompensas por no decir nada y por decirlo todo. Se pagan recompensas a delincuentes que delinquiendo, negocian información o venden sus secretos al mejor postor, hoy el Estado, dizque para ayudar a la justicia, esa misma que han ayudado a burlar groseramente, en el proceso de construir una nación mas digna.
Así, no se construye un país decente. El Estado tiene que tener algo que lo diferencie de la delincuencia, y esa práctica hace que se diferencien en lo iguales.
Así no se construye un país mas digno. Así se construye un país todos los días mas indigno, un paraíso de parias y delincuentes, un país de políticos amorales e inmorales en donde las formas que utilizan las mafias y las organizaciones delictivas terminan no diferenciándose en nada de las que le han dado tan aparentes buenos resultados al Presidente de la Seguridad Democrática. Política de mentiras y sin reparación. Política de sapos, de injusticia y de “acusetas”. Injusticia de verdad, injusticia hecha política de Estado, sin que lo digan y aunque lo nieguen. Olvido total y perdón sin condiciones.
Un país que resuelve sus problemas pasados y presentes de esa manera y con esas políticas, no puede pensar en estar construyendo un mejor país para las generaciones que nos sucedan, ni preparándose para un futuro mejor. En un país así, las manipulaciones que se establecieron como panaceas, cubren los pozos sépticos de su realidad política y económica, de su demencial lucha insurgente, de su publicitada seguridad democrática. Esas pozas son construidas con palizadas enclenques, bien adornadas con baraterías y maquilladas con cascarones frágiles de huevo, que se romperán con el menor movimiento y se destrozaran con cualquier peso, para volver a comenzar la historia de violencia que cargamos desde que colgaron a Juan de La Cosa.
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Que en las carceles no son todos los que están, ni están todos los que son, lo demuestra Mauricio Arias Arango. Mi saludo de solidaridad, para un hombre bueno.
1 comentario:
Artículos como estos, deberían ser de dominio publico, traducirse a dialectos, acentos, lenguaje brailer, en fin señas, que cada colombiano, acceda a esta información, porque estos artículos son información, y como tal debe trascender a todos, grandes y chicos, gordos y flacos, mujeres y hombres, ricos ...quien sabe y pobres, a todos para que algún día ojala no muy Colombia sea un país con justicia social, con amor y mucho perdón pues no será facil perdonar tanta violencia, tanta mentira, tanta corrupción...
TITAFRUTI
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