domingo, junio 17, 2012

LOS "PADRES" DE LA PATRIA



La historia de nuestra maltratada Patria es bien curiosa; tanto cuanto cínica y despiadadamente saqueada y vulnerada por aquellos, que como piratas, o capitanes filibusteros, han estado siempre en disposición para desplumarla, atracarla y robarla en nombre de una mal entendida democracia, que les hace creer la fantasía de ser amos y señores de una Nación digna; que entre otras cosas y en buena parte por ellos, es mirada con recelo internacional, malquerida internamente, y señalada como uno de los mayores emporios de corrupción en el mundo.
Estos llamados ¨padres¨ de la Patria, con las excepciones que confirman la regla, son amorales o inmorales por naturaleza; ladrones de alto vuelo por convicción y costumbre; atracadores del erario público, al que pueden saquear sin freno o control, solo porque tienen la convicción íntima, pero equivocada, de que el país les pertenece y la Patria se les debe. Tamaña estupidez.
Desde el descubrimiento de América, y el dominio que ejerció sobre el Nuevo mundo, la España que llaman Madre Patria solo preocupada por el oro, esta tierra ha sido saqueada en nombre de la conquista, la libertad y la democracia. Los que con mas coraje que armas, fraguaron y lucharon las gestas libertadoras, fueron hombres nacidos en la Nueva Granada, que dedicaron su vida y la entregaron al servicio de la emancipación, la libertad y la unión. Esos adalides compusieron un ejercito de hombres fieles a la causa que los movía,  en procura de su ideal libertario, para cortar los grilletes y abolir la esclavitud. Bástenos citar a: Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander, el Mariscal Sucre, Atanacio Girardot, Antonio Nariño, Francisco José de Caldas, entre otros, para entender la envergadura de los prohombres, que hicieron posible nuestra libertad y nuestra independencia; la estructura de los derechos humanos y los primordios de una nación que seguía los principios del derecho Romano, la filosofía Griega, los códigos Napoleónicos, y se estructuraba en el respeto a lo que hoy se llama la autodeterminación de los pueblos.
Pero Colombia, definida En la Constitución Política, como un: ¨Estado Social de Derecho¨, tiene muchas cosas torcidas; y los que pertenecen a las corporaciones que la manejan, lo tienen casi todo retorcido. Los Servidores públicos, que en nobilísima semántica, significa: ¨…personas que sirven como criados…¨; han metamorfoseado el significado de sus funciones y la verdadera envergadura de su posición, para convertirse en amos y señores de lo que no les corresponde, y en consecuencia adueñarse a las malas, de una propiedad que les es ajena. Por eso entre otros de los muchos que se pusieron, se auto-adjudicaron el nombre de PADRES DE LA PATRIA. Que para ellos no es nombre, sino remoquete o apodo. ¡Son estos, desde el punto de vista de lo público los padres sin hijos!. Viven su vida desde las perspectivas del alejamiento constante y el pretérito imperfecto, de una sicología basada en la ambición desmedida, y el apetito voraz e insaciable que les produce la bulimia, o hambre canina del poder.
A estos ¨padres¨ que conforman buena parte del andamiaje de la burocracia insaciable e inútil: en el Senado, La Cámara, Las Dumas Departamentales y los Consejos Municipales, se debe en buena parte la descomposición social, y la anarquía que vivimos los colombianos. Son actores de reparto, en el drama diario de nuestra violencia ancestral y artífices de la misma, cuando convirtieron nuestra Patria en un gran latifundio, donde podían, y siguen pudiendo, manejar la Cosa Pública a su antojo, sin mas limites que los impuestos por su amoralidad o inmoralidad, resistente a todo intento de control. Es en buena parte a esa plaga de delincuentes de cuello blanco, atrincherados en su impunidad, disfrazada de inmunidad, a la que se debe el desbordamiento de la delincuencia organizada y desorganizada que carcome cada rincón del territorio Nacional. A ellos se debe el nacimiento y fortalecimiento de la guerrilla, el engendro del paramilitarismo, el crecimiento desmedido de la delincuencia común, la perdida del control sobre esa unión perversa de la narco-política.
En fin a esos caballeros de industria de la política, a quienes les dio por autoproclamarse  ¨Padres de la Patria¨, no les cabe la posibilidad de analizarlos desde el punto de vista de la paternidad, como un acto responsable, pues carecen de hijos, y no hay padres sin hijos. Exeptuando aquellos malandrines, inexpertos, pero ávidos de aprender el arte de la mal habida política, que sin ser sus hijos, siguen sus lineamientos, y los imitan a la perfección en el retrete del cacicazgo, convirtiéndose conscientemente y por su propia voluntad en hijos huérfanos de padres vivos, lo que esta mejor expresado en el vernáculo lingüístico, como los verdaderos hijos de puta.

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